20060918

Viena

ISAAC VILLAMIZAR

Viena es una de las ciudades más hermosas del mundo. Su arquitectura, sus edificios suntuosos, sus parques, sus bosques, sus avenidas sus museos, su vida musical, sus manifestaciones culturales, su historia, su carácter cosmopolita, la hacen un atractivo que complace al más exigente de los viajeros y una estadía obligada de cualquier recorrido europeo. Con sus más de un millón seiscientos mil habitantes, concentra el 25% de la población austriaca. El Danubio, que lamentablemente no es azul, pero que separa el anillo Ring que concentra el centro histórico, de la urbe moderna e internacional ubicada en Donaustad, riega el valle de esta cuenca panoniana.

Era la segunda vez que me encontraba en esta capital, entre el 3 y 6 de Septiembre de 2001. El city tour puede hacerse en coche tirado con caballos (lo que es más recomendable), o con una visita guiada en autobús, pagando 30 euros. Yo lo hice en ambos. Sin embargo, es una delicia turística recorrer las 7 cuadras del bulevar peatonal Karntner Strasse, en el Distrito 1, de los 23 que tiene la ciudad, y que van desde la Opera de Viena hasta la famosa Catedral de San Esteban. Este Domo, que domina la panorámica central y que impresiona por su arquitectura gótica, exhibe un techo con huella propia, con sus rayas verdes y amarillas. Iluminada adecuadamente de noche, la torre más grande y alta, en forma de lanza, se convierte en símbolo de Viena. Internamente, desde la puerta gigante hacia el Altar principal, donde destaca un óleo de San Esteban, se van apreciando coloridos vitrales, las capillas de Santa Bárbara y de San Eligio, el Coro con el órgano que produce una acústica maravillosa, una estatua en mármol de San Cristóbal, en su nicho a la entrada del Altar Mayor, y una hermosa imagen de San Sebastián, muy asaeteado y atado al tronco.

Al transitar la Avenida Ring van apareciendo las imponentes edificaciones y bellísimos jardines del Palacio Imperial, las estatuas de Karls, del Príncipe Eugenio y de la Emperatriz María Teresa; el Museo Histórico, el Museo de Bellas Artes y el Museo de Ciencias Naturales; el Hofburg o Palacio de la Emperatriz Elizabeth y sus aposentos imperiales vistos desde el exterior con magníficas estatuas; el Parlamento, inspirado en los templos griegos, y presidido por una majestuosa estatua de Palas Atenea; el Rathaus o Municipalidad; el Teatro Nacional, la Universidad, la más antigua en lenguas germánicas, y el Votivkirche, frente al Sigmund Freud Park. Y así sigue esta ruta por el periférico circuito de la Avenida Ring, muy ancha, donde el vienés disfruta de los más señoriales, antiguos y famosos cafés de la ciudad, así como los más importantes locales comerciales.

Merecen ser visitados la Iglesia Escocesa, la calle y monumento de Marco Aurelio, la casa donde Mozart dio un concierto a los 6 años, en la Plaza Amhof y la casa donde Beethoven vivió diez años, en la parte más antigua de Viena. También es preciso conocer el Stadt Park, construido en el siglo XIX, donde se levantan estatuas de Schubert y Johan Strauss. Al pasar el río Viena, se llega al famosísimo Palacio Schonbrunn. Sus jardines y fuentes, en las que resalta la dedicada a Neptuno, contrastan con su pintura exterior ocre. Los fastuosos salones y habitaciones donde vivió la Emperatriz María Teresa, están lujosamente decorados con infinidad de tapices, cuadros de la familia imperial, jarrones chinos, espejos, frescos y vistosas lámparas en el techo, pisos de madera y detalles de decoraciones especialmente traídos de China y Brasil. Este es, en una excursión que transporta nuestra imaginación, el encanto de Viena.