20061212

PARIS

ISAAC VILLAMIZAR

Procedente de España, y pasando por Burdeux, Orleans y Chartres, llegué con mis padres y hermana, por vía terrestre, a esta capital de Francia el lunes 5 de Agosto de 1974. Entrar a París fue todo un acontecimiento para mí. Era la segunda vez que estaba en Europa, después de haber vivido en Inglaterra durante tres años.

Nos alojamos en el Hotel Surffrent La Tour, muy cercano a la famosa Torre Eiffel y al Hotel París Hilton. Esa tarde fuimos a Notre Dame, habiendo pasado por la Plaza de la Concordia. En la isla de la Cité, pudimos admirar esta Catedral, el monumento gótico más notable de la ciudad, con los tesoros que ella contiene. En la Cité, núcleo primitivo de la ciudad, también se ubica el Palacio de Justicia y la Sainte Chapelle. En una cafetería, en el cercano Barrio de San Miguel, degustamos de un refrigerio.

Al día siguiente, martes 6 de Agosto, dejamos el hotel a las 10 a.m. y tomamos el metro en una estación contigua. Nos bajamos en la Plaza de La Concordia. Allí mi padre nos explicó lo que en esa plaza ocurrió durante la Revolución Francesa. El obelisco egipcio, colocado en su centro, me pareció impresionante. Luego tomamos rumbo hacia el Palacio de Las Tullerías y sus espectaculares jardines. Alrededor de este sector se encuentran los comercios de lujo y las casas de moda de los más afamados diseñadores, de los cuales salen verdaderas creaciones parisienses de la moda femenina y masculina. Regresamos de nuevo a Notre Dame. Admiramos esta Iglesia metropolitana, una de las maravillas de la arquitectura ojival en Francia, cuya construcción se empezó en 1163, sobre las ruinas de una antigua catedral merovingia. Al salir tomamos un taxi, y llegamos hasta la colonia de Montmartre, el punto más alto de la ciudad. Desde este lugar se domina visualmente a todo París. Allí conocimos la Basílica del Sacré Coeur. En la Plaza Du Tertre, área típica de la colina, notamos cómo se dan cita pintores bohemios que retratan los lugares más conocidos de la capital. Adquirimos seis cuadros de esta naturaleza, por el precio de dos francos cada uno. Nuestra ruta después nos llevó a Los Inválidos, cuya cúpula inspiró la construcción similar en la Iglesia de Santa Ana del Táchira. Allí hicimos una detenida inspección de la tumba de Napoleón.

El miércoles 7 de agosto tomamos la vía que nos condujo al Louvre, antigua residencia real, hoy día convertida en uno de los museos artísticos e históricos más ricos del mundo. Es indescriptible la curiosidad que uno siente al ver lo fascinante de tantas piezas de la pintura y escultura universal. A las 5:30 p.m. regresamos al hotel mediante el metro. Ya de noche, tomamos un taxi y nos dirigimos a la Plaza de La Estrella, hoy Plaza De Gaulle, donde se encuentra su Arco de Triunfo, en homenaje a los ejércitos del imperio francés. Por debajo de él descubrimos y leímos el nombre del Generalísimo Miranda. En el Arco de Triunfo concurren las avenidas más anchas y elegantes de la urbe, como la Avenida Foch, la de la Grand Arme y la de los Campos Elíseos. Precisamente por esta última tomamos un paseo. Durante su recorrido compramos dulces por 8 francos. Llegamos a la Plaza de La concordia, donde descansamos, justo en el lugar donde fueron guillotinados Luis XVI y María Antonieta.

El jueves 8 de Agosto, con excelente día, tomamos el Meliá Bus para visitar a Versalles. Recorrimos el palacio y deleitamos la vista con sus preciosos jardines. Luego nos dirigimos al extenso y hermoso Bosque de Boulogne, al oeste de París, donde se encuentran los barrios más elegantes. Entre este bosque, el río Sena que lo limita por el occidente, los bulevares de Periere y Malesherbes y el jardín de Las Tullerías, habita la población más rica de París. El bus nos dejó a orillas del Sena. Aquí embarcamos en un yate para recorrer el río. A su margen derecha se aprecia el núcleo más esplendido compuesto por numerosos comercios suntuarios, monumentos, hoteles e industrias. Sobresalen la Bastilla, la Magdalena, la Biblioteca Nacional y el Teatro de la Opera. En la margen izquierda se aprecia el Barrio Latino, donde radican los principales centros intelectuales, como la Sorbona. También, en este margen, está el amplio Campo de Marte, en uno de cuyos extremos se eleva la Torre Eiffel. En la noche la visitamos y degustamos la exquisita gastronomía francesa en el restaurante que se encuentra en su segundo nivel. Desde esta torre, símbolo de París, verifiqué el por qué se le llama la ciudad luz. ¡Qué precioso es París de noche! Yo me sentía feliz de conocerlo. Su belleza fascinante es por tantos palacios, edificios, jardines y monumentos que hay repartidos por toda su extensión. El viernes 9 de agosto, a las 7:30 a.m. dejamos a París. La nostalgia nos hizo pensar en un regreso a su magia radiante.